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despedidas.

Mi madre

Suena el teléfono y el visor dice mamá. Contesto y ella dice Carolita. Me asusto. No puedo evitarlo, desde que dejé Santiago, nadie me dice así. Durante toda la conversación espero que me de la noticia fatal. No hay tal noticia. Suspiro aliviada. Pregunta cómo va todo, cómo está el perro, las tortugas y el trabajo. Me da noticias de un Santiago ausente, donde la lluvia cae sin parar.

Al despedirme le digo Te quiero mamá.

Un poquito de verano

Entra Taltal y Antofagasta

Con Jaime ...

Mamá en Valpo... Año Nuevo


Con Kiangpo en Santiago

Cuando un hombre y una mujer se separan ( fragmento)

Cuando un hombre y una mujer se separan
Quedan los libros sueltos vagando
Por el éter, las ropas desgajadas
De los huesos, las cicatrices abiertas
Y todos los gestos mordiéndose en el aire
Como vagas promesas incumplidas; queda una angustia
Que retorna siempre en el mismo barco
Los sonidos lejanos de la fiesta
Una lenta pudrición de sentimientos

Naín Nómez

Lo que necesitaba.

Salir de Taltal (por un rato), pasar por el desierto, cambiar de aires, absorber un poquito de ciudad, escuchar música diferente (en las tiendas, en la calle), tomar una micro y ver gente ... mucha gente.

(...)

Se qué me lees... aquí y en sueños...
yo también lo hago, no puedo dejar de hacerlo...
aún no puedo... Faltó coraje... eso faltó.

Decir adiós es crecer ...

Parafraseo a Cerati, no puedo dejar de hacerlo , he escuchado su disco varias veces. Y aquí estoy: creciendo, diciendo adiós al esbozo de un sueño, limpiando la casa, limpiando mi vida y pensando que vendrán días mejores más alegres, con más amor y llenos de sueños.

Dejo atrás las caricias, (las que fueron y las que faltaron), las melodías y colores.Las dejo ahora antes de que llegué el invierno y ya no pueda vivir sin ellas.

si... es para usted

DEJAME DECIRTE ALGO

( Chico Trujillo)

Dejame decirte algo , ella es la de mi sueño ,se encarga mi cara de decirlo ,dejame decirte algo , a veces no me crees ,se encarga tu cara de decirlo.Ven , ven , ven bailemos , música sonando en la otra pieza ,que Santiago está bien , que la cosa anda mal , delincuencia y salud ,vuelvo a verte hoy.

Hay que reconocer , hay que aprender , hay que pensar ,pedir perdón tambien , a veces , suelo pasarlo bien ,es como no tener presión y es como no tener pasión de un sueño .y de mañana se levanta todo un dia acostumbrandome a las cosas que te di como no tener mi calma.... sólo para ti.

Dejame decirte algo , ella es la de mi sueño ,se encarga mi cara de decirlo ,dejame decirte algo , a veces no me crees ,se encarga tu cara de decirlo.

Zapatos azules

Tomo sol en una playa solitaria, viene una gran ola y se lleva uno de mis zapatos preferidos, con un poco de melancolía prefiero cambiar su terrestre destino y lo dejo flotar lejos de mí, muy lejos, la corriente se lo lleva y soy incapaz de ir por él, pienso en lo valiosa que es esta oportunidad, ya que conocerá destinos hechos para peces y no para zapatos.
Zapato izquierdo nunca había visto el mar, aunque había caminado por calles con nombres de poeta y asistido a la universidad, ahora su vida cambió. En sueños supe que era amigo de una manta raya y servía de castillo a una caracola marina.

De vuelta a la casa de la infancia

Hace una semana estoy con un poco de nostalgia... Nostalgia de Santiago de la casa ( hoy materna) , de los abrazos familiares,cargados de cariño... de mamá, de Javier, de las conversaciones con los amigos, de las cervezas heladas y conversadas, de los olores familiares, de los cantos de los canarios, de las visitas que me esperan... de un poco de Santiago .
Nostalgia de fin de año, acrecentada por el viaje.

Carola & Bagayo

Hace dos semanas me cambie de casa, nunca pensé que iba a preocuparme por platos, manteles y menos por un perro. A diario construyo, arreglo el baño, compro una plantita o un cenicero para las visitas. Es rico tener casa y un perro por muy juguetón y travieso que sea. En las tardes paseamos con Bagayo, vamos a la playa , él juega con la plumas de los pájaros y yo recojo caracolas que el mar ha dejado sembradas en la arena.

Mirando el sol

M e gustan ...

Los atardeceres, las tartaletas, Cortázar, el poema Paseos con Carolina de Teillier, escuchar historias de vida, abrazar a mis seres queridos, la risa de Pipín, ver la caída del sol en Entrelagos, tener noticias de Lucas, Mercedes y Tapón, el cuento del Jote , el olor de la casa de mi tía María, el negro para vestir, los pañuelos al cuello, las antigüedades, sacar fotografías, acariciar la nariz de los perros, el olor de mi mamá, Juan Carlos Bodoque, las zapatillas Adidas, los zapatos de marca Romano, tomar leche con mango, la cerveza helada, las chaquetas de cuero, subir a un bus, escuchar cuando la lluvia cae sobre un techo de Zinc, los colores del desierto, un encuentro no planeado, revisar mi mail, los sombreros, que me regaloneen, sentarme en la arena, Pedro Peirano, ir al museo solitariamente, los cafecitos en la calle Lastarria, escuchar conversaciones en la micro, ver el tiempo en T. V. N, Joaquín Sabina, el incienso Nag Champa, las casas de madera y colores, oír un Iorana proveniente de la Isa, ver fotografías, conocer nuevos lugares, caminar por Lira, la ropa étnica, ir a la feria, las casas con plantas, salir a pasear con mi mamá, ver a la Mima cuando divisa a otro perro, la palabra esperanza, la canción ¿Dónde estabas tú? de los jaivas, la ropa lavada con Skip, la venta de collares, el pelo cano del tío Rogelio, comer después de un carrete, las llamadas inesperadas con buenas noticias, los hombres con un rico perfume, la gentileza y buena educación, la alegría de la Lore, el capítulo 7 de Rayuela, el nombre Aurora, ver a los amigos del colegio, leer a Benedetti, la lechuga con mucho limón, los traguitos con los Zarate- Crucciani, compartir una buena conversación, los mosaicos, caminar por el barrio Forestal, Felipe Avello, saber que la gente está contenta, los triunfos de mis amigos, el ron Flor de caña, las personas cariñosas, compartir con la Nina y el Javi, Cien años de Soledad, el arroz graneado, la brisa del mar, despertar y escuchar el silencio.

Cambios...

Hace una semana dejé Santiago, me vine a vivir al norte de Chile y aquí pretendo pasar una larga temporada. Cambié de casa, ciudad y clima.
Taltal es una ciudad, aunque conserva intacto el espíritu de pueblo, no hay semáforos, colectivos ni micros, sólo una liebre que recorre las calles del puerto, una tranquilidad insoportable para espíritus inquietos. Creo que vivo al ritmo de Taltal, a un camino con paso santiaguino, pero pronto me acostumbraré al paso de sus habitantes. Cambié grandes edificios por casas de madera, el mar por la cordillera, el ruido de la ciudad por el latir de las olas, el metro por una vieja micro.
Hace tiempo que no me sentía tan feliz.

Hace un año

Trabajaba en el colegio Manquecura, preparaba mi viaje a Isla de Pascua, rallaba por Salas, no conocía los palafitos, mi número de celular era otro, vivía con mi familia y mis padres aún no se separaban, había más micros en las calles, era Floridana, nadaba en el club acuático, no pensaba en salir de Chile, carreteaba con la Chini, no tenía computador propio, ni un blog donde escribir.

Hoy

Mañana, es feriado, aunque no lo veo como tal, hace varias semanas estoy con licencia y siento que recién mi organismo está volviendo a la cotidianidad, lo noto, ya que soy capaz de leer un libro, ordenar papeles, navegar por Internet y generar proyectos. Al fin el ravotril está haciendo efecto. Han sido días duros, fríos, de cambios, en los cuales mi familia se disgregó y mi vida dejó de estar rígidamente establecida por un trabajo. Así es, a partir del 30 de julio estoy cesante, tomé una dura decisión y asumí que no me gusta trabajar en colegios (es duro decirlo y escucharlo), no me gusta la dinámica que en ellos se genera. Mi cuento no va contra la carrera que escogí, me gusta enseñar, crear guías, mostrar lo grandiosa que es la literatura y el lenguaje, pero me carga el cállese, siéntese, sáquese el pircing, está anotado porque no quiere trabajar en clases, usa un vocabulario adecuado, te recuerdo que no estás en la calle, siéntese bien no te eches en la silla, no me respondas así, te recuerdo que soy tu profesora…Simplemente me cansé, me agoté de estar criando, estudié para enseñar castellano y a través de las letras humanizar, enseñar valores. Tal vez una visión demasiada romántica para la época en que vivimos.

No se que será de mi vida a partir de este segundo semestre, al menos en mi ex – pieza estoy construyendo un taller de arte y oficios, en la que tengo una vieja TV, una radio, repisas, colores y materiales para crear…más que suficiente para generar algunos proyectos extras.

La ruta de Doli

Dolores, aburrida de vivir en una caja con otros títeres, decidió tomar su escaso equipaje y recorrer el mundo. Partió por el Sur de Chile. He aquí las primeras fotos de su travesía.

Mi amiga hippie

Mi amiga Isa volvió de Rapa Nui. Sentí una enorme dicha de que estuviera nuevamente en Santiago. Tomamos once en mi nuevo hogar, fue un gusto volver a verla.
Con la Isa nos conocimos en la U, en nuestro primer año de carrera, ya no recuerdo cómo nos hicimos amigas, normalmente pululábamos en grupos diferentes, sin embrago nos reconocimos y hasta el día de hoy caminamos juntas.
Mientras escribo, ella y su novio Manu, deben recorrer las callecitas de Buenos Aires, en unas citadinas y merecidas vacaciones, ambos han pasado mucho tiempo en la isla y a pesar de ser un lugar maravilloso hay que tener agallas para vivir en ella.
La Isa extraña su isla, como suele decir cuando caminamos por Santiago y yo la extraño a ella, cuando no se encuentra en estas bulliciosas calles.

Cambio de Estación

Hace un mes estaba en San Pedro almorzando con Mercedes y Lucas, disfrutaba del viento de las tardes, esperaba que la lluvia cayera y sonara contra el techo de zinc. Despedíamos a los que partían sin rumbo conocido y dábamos la bienvenida a los que se incorporaban al Jurike. Estuve 18 días en un Hostal, disfrutando de la calma del desierto y las puestas de sol a media tarde.

Hoy estoy en Santiago, en ese tiempo no pensaba salir de la casa de mis padres y menos vivir en el centro. Camino por Lira, San Isidro y vuelvo a ser más joven, revivo las caminatas universitarias, mis pasos se cruzan con los de mis profesores, ellos van a su casa y yo a la mía. El retorno es inminente, me siento parte del barrio.

El pan sabe como en casa. No hay tiempo para la pena y menos para la nostalgia.

Señoras,señoritas,jóvenes,caballeros,amigos,amigas,enamorados,patiperros,reyes, reynas, soñadores, idealistas, locos de atar, borrachos y para todo aquél que pase por aquí.

Dejo Santiago, mi lugar habitual, para dirigirme a San Pedro de Atacama, en unas anheladas vacaciones, ya que mi cuerpo y espíritu lo exigen.

Cariños para los visitantes que llegan a la hora de once.